En
la década de 1930, Hans Vodder, médico danés, observó la conexión
entre los nódulos linfáticos inflamados y bloqueados y los
resfriados, infecciones y otras dolencias.
Dado que el sistema
linfático está diseñado para eliminar las bacterias y toxinas del
cuerpo, Vodder dedujo que el masaje del sistema linfático mejoraría
el flujo de la linfa y beneficiaría al paciente.
Junto con su
esposa, que era masajista, desarrollaron una técnica específica de
masaje para activar los nódulos linfáticos y el sistema linfático
utilizando maniobras ligeras y rítmicas.